¡Traseros! ¡Traseros Por Todas Partes!

El otro día, venía en el camión, de mis prácticas en Derechos Humanos, cuando se sube una vieja S-A-B-R-O-S-I-S-I-M-A: Una werahuevo, con una faldita y un trasero enorme. Por supuesto que todos los birriones, de volada a verla. Quizás, no mucha gente lo sepa, pero, si hay algo que me encanta en una mujer (y aclaro: en lo primero que me fijo es en sus ojos y sus zapatos, pues, ambos dicen por completo lo que una mujer es) es que tenga un redondo y grande trasero. Y, pues, como es obvio, la susodicha mujer, rebosaba de ello. Bueno, pero, como siempre, ese no es el pedo: la cuestión es que uno de los batillos que iban en el camión saco su celular y le empezó a tomar fotos al ENORME trasero… Lo cual, me pareció de MUY mal gusto: invasión a la privacidad y demás… Y es aquí donde entran los motivos reales de este post: el nivel de la fantasía y el de la inversión del propio mensaje.
Estoy totalmente consciente de que pensé que era de mal gusto, porque hubo una clara proyección de mí parte, en el tipo al que me refiero. Cuantas veces no he visto viejas SÚPER sabrosísimas, a las cuales me gustaría ver y examinar más ‘de cerca’, que me gustaría bebérmelas completas, por lo que tener fotos de ellas, no me molestaría en lo más mínimo. Y es aquí donde se regresa mi propio mensaje, pero, de forma inversa, en su verdad. No es que simplemente el hecho de tomarle fotos a los traseros de las viejas, en la calle, y sin que se den cuenta vaya en contra de las normas morales, sino que, en lo interior, vi como era yo, quien quería tomar esas fotos, y, disfrutar mucho más de un trasero TAN perfecto… So, me di cuenta de que ni importaba que el tipo le tomara fotos, sino que, lo que importaba, en la realidad, era que no fui yo, y por ello, me pareció reprobable su acción. Pero ello derivaría directamente en que ya no me vería como agradable a los demás, y por lo tanto, desagradeble a mí mismo. ¡Pobre Bato! ROFL!