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Sentado, mirando a nada en particular, viendo el mundo rodar, mientras me sigo pudriendo lentamente… pienso en como he cambiado, en él que era antes, y en él que soy ahora… pienso en la aparente dialéctica que permite construirme y reconstruirme, pero, siempre, con las mismas piezas y las mismas herramientas, aunque a veces parezca que alguien –o algo- forma momentánea parte de esa constante construcción. Y así, doy cuenta de que no puedo dejar de ser Yo. El mismo paranoide-sociopata-bipolar-sicótico-hijo-de-puta-mal-hablado que siempre he sido… Y sigo preguntándome: ¿vale la pena, si caeré en el mismo lugar de siempre, como siempre? ¿Será lícito siquiera recomenzar, si se donde terminare de nuevo? ¿No sería más viable y cómodo quedarme tirado entre la basura a la que pertenezco? ¿Para que intentar sacar la cabeza del fango, si al final retornare gustoso a él? ¡Dios! Ojala y me hubieran hecho más empatico y menos egoísta! ¿De que sirve ser como soy, si paradójicamente, la infelicidad y la incertidumbre son lo único que me mantiene seguro y contento? ¡Dios! ¡¿Podrías mirar hacía Otro lado, por favor?!