If Q-strange Is Still Killin WSE Is Still Choking...

De nuevo el aire me hace falta, sigo royendo mis certezas, me alimento de tus recuerdos, y mi corazón sangrante le ruega a mi cerebro que produzca más endorfina, pero el reniega y exige más cafeína. Ella es ahora mi compañía y motor. El alcohol y el licor han dejado de ser paliativos para los dolores de mi alma, ya ni siquiera el sexo casual, anónimo y sin ataduras me han logrado revivir. Ni siquiera el vacío que me dejan esos 5 segundos ha conseguido deificarme. El onanismo me parece ya la opción más viable. No encuentro ya nada que logre satisfacerme. Ni los excesos en que he caído, ni el más radical abstencionismo. Y de nuevo, las palabras caen de mi boca, llenas de bilis y sangre, mientras el frío intersticial sigue calando en mis huesos, de una forma que no deja de gustarme. Mientras, le sonrío a la luna y ella, coqueta, hace lo propio. Absorto en este íntimo instante, de reojo, parece que te miro, pero es mentira. Esto pasa tan frecuentemente, que me da miedo. Y una vez más, inunda mi cabeza el (siempre presente) recuerdo de la vieja navaja de rasurar -y junto con el, mi vieja promesa suicida-, que yace casi desnuda en el fondo de mi cajón, simbolizando y romantizando el dolor que no cesa, que no perdona. Una vez más, mis ojos me traicionan, pero, yo, como Maynard: ¡Maldigo mis ojos! !Maldigo mis ojos! Sin embargo, puedo decir que aun estoy aquí, sentado en mi vieja e incomoda silla, rogándole a Dios me de fuerzas suficientes para continuar resistiendo la vida; al menos, por un día más.