Morrillos...

Quizás no muchos de ustedes sepan, pero, a veces, soy bien lindo… ¿Por qué lo digo? Ah, pos porque, por ejemplo, como la Blanca se levanta muy temprano pa’ trabajar, pos la acompaño al camión, porque aparte de lindo soy bien aprehensivo… y por lo regular le preparo café, porque si no, se anda quedando dormida y está a pedo y pedo, y, pos no… bueno, uno de esos días me dijo que si le preparaba unos sándwiches. Evidentemente le dije que sí. No me causa mayor problema decir que a veces soy bien mandilón… Pos se los preparé. Y ya en su jale, uno de sus compañeritos le dijo: ¡Ándale! Te levantaste temprano a hacer tus sándwiches! Y ella, nel, me los hizo el Paris… y el vato se sorprendió por mi nivel de mandilez… Pero, no es todo… le dijo: no manches, un día lo voy a invitar a cotorrear, pa’ ver si le salen un par de bolas… vas a ver, con que cotorree conmigo unos días, y te va a dejar… se va a dar cuenta que lo que tiene contigo, lo puede tener con otras, y más fácil, sin echarle mucho esfuerzo… y segurito te deja… unas cuantas salidas a los antros y va a ver un buen de viejas, y va a querer seguir cotorreando conmigo…
Cuando la Blanca me lo contó, de primero me quiso dar coraje… ¡Pinche vato pendejo! ¿Quién verga se cree para decir eso, si ni siquiera me conoce? Pero, luego pensé… no mames, pinches morrillos que empiezan a cotorrear, que se echan a una o dos viejas y ya se sienten que son unos don juanes… me gustan pa’ que se me sienten…. La neta… a lo que voy, exponiéndome así, es que esos morritos piensan que porque uno hace algo chido por alguien a quien uno estima, implica necesariamente que uno es un pendejo y que lo tienen agarrado del culo… sin embargo, yo sé quién soy y lo que he hecho… esos morros sólo pueden soñar y fantasear con lo que he hecho… así de fácil… más bien, si yo te invitara a uno de los cotorreos que antes armaba, tu vida jamás sería la misma… es más, quisieras que fuera tu mejor amigo… bleh… ‘ches morros pendejitos…