martes, enero 30, 2007

La (Des)mitificación Del Otro. Deconstruyendo La Moral.

A manera de introducción:

Este es el ensayo que hice para la materia de Antropologia Filosofica -Con corretziones de mis Sis, Of Course-. Está largo, pero interesante.

Si es posible señalar un signo del presente, en mi opinión, éste pudiera ser la marcada seducción que ha ejercido el consumismo en amplios sectores de la humanidad. Quizá ahora más que nunca es más importante acumular bienes, incluso a cualquier precio, que en otros tiempos. Con esto se pone de manifiesto la irrevocable ‘objetización’ del Otro. ¿Del Otro? Alguien se apresuraría a preguntar. A lo que Yo respondería: sí, la transformación del Sujeto en objeto de ese gran Otro, bajo cuya inflexible mirada, mi vida es conducida -tal como lo sugiere Sartre en su Being and Nothingness, en el apartado ‘the existence of others’: “Nobody can be vulgar all alone!”. En este sentido, la subjetividad puede verse como un objeto que tiende a satisfacer el deseo del Otro. Al vincular esta idea con la noción del consumo, se revela una de las piezas clave: el deseo del Otro es, también, nuestro deseo. Así, es claro que la construcción del Yo no solo es interna, sino que es mediada por la reflexión de mí propio Yo frente al Otro. Aunque la reflexión no se de en el plano de lo real, sino, como sugiere Žižek, en la relación simbólica entre el Yo y el Otro. No es que el Otro al que me refiero pueda ser encarnado en verdad; esto es poco posible, puesto que dicho Otro es pura negatividad, no es consistente ni carente de brechas. No obstante, suponemos su existencia desde un principio, ya que la construcción de mi Yo se estructura desde ahí, desde esos intersticios de pura negatividad en los que fijo la mirada para verme. Si no fuera de esta manera, mi realidad –o quizás, la realidad en general- se desvanecería, ya que no existiría esa alteridad que me permite –de forma positiva- aplicar el argumento sugerido por San Agustín: “hay cuerpos externos a mí, que se comportan de la misma forma en que yo lo hago, y que parecen ser nutridos como el mío es nutrido, entonces, por analogía, se justifica que piense que esos cuerpos tiene una vida mental similar a la mía”.
Partiendo de esta noción del Otro, es menester emitir la pregunta par excellence por la cual interroga la antropología filosófica: ¿Qué es el hombre? En la actualidad ya no es posible responder lo anterior de forma tautológica: ‘el hombre es el hombre’. Parece ser que –basándonos en lo dicho hasta aquí- la construcción de lo que llamamos ‘hombre’ no es más que un resquicio, un abismo trascendental y dialéctico, que se crea a partir de esa reflexión frente a la alteridad. Con el propósito de ofrecer una respuesta a esta interrogante, es necesario decir –junto con Dilthey- que el hombre es un ser cambiante, que crea nuevas formas de construir-se. Los intentos dilucidar esta cuestión se encuentran por ejemplo en Aristóteles, cuando plantea que el hombre es un animal dotado de razón. O aluden a la concepción cristiana para afirmar que es un ente creado por Dios, a su imagen y semejanza, y que sometiéndose a su voluntad alcanzara la tan deseada vida eterna. O incluso –y de forma más postmoderna- insinuar que es un ente que utiliza signos, que es un constructo del lenguaje. Estas afirmaciones trazan los perfiles de la dimensión simbólica que nombra al hombre. Sin embargo, situarnos en nuestro propio tiempo es prudente, para así señalar las necesidades y problemas del contexto en el que estamos inmersos, y con esto dar cuenta de que el hombre ya no se basta a sí mismo para satisfacer la explicación de su existencia. Su insuficiencia racional le orilla a buscar otras explicaciones que llenen ese ‘vacío de lo Real’ que se crea en tanto que el hombre se piensa, en tanto se problematiza a sí mismo.
Una de las tesis que pretende dar cuenta de esta construcción de la propia humanidad indica que se parte desde el afuera, desde una reflexión de algo que es ajeno y distinto a mi, aunque, a pesar de esto –y al mismo tiempo- igual a mí. Esto parece ser lo que Levinas tiene en mente cuando se refiere al Otro. Otro que –como ya se dijo más arriba- me determina; me construye ‘vaciandome’ de forma vampiresca, sorbiendo mis contenidos, mis no-Ser, para llenarme de su Ser. Con esto se hace visible -más allá de lo que propone Foucault (i. e. que uno no es lo que dicen de uno, sino que uno es lo que uno dice que es)- de la escisión que se establece en base a la relación en que me veo inmerso junto con ese Otro que me permite ‘reconocer’ mi propia idea de mí, en dicha diferencia; en esa ‘otredad’ que está más allá de mi Yo.
Pero, algunas veces, la identificación no es netamente positiva–y es aquí donde se produce el corto circuito-, si no que no me ‘encuentro’ en el mero proceso de reflexión, sino que allende a un reconocimiento, es el sentimiento de repulsión de la ‘humanidad’ del Otro lo que legitima mi humanidad, lo que me da el estatus de ‘humano’. Se pone en evidencia un excedente de la ‘humanidad’, que es negativo. Zizek ha ilustrado lo anterior con el concepto de undead –no-muerto- de Sthepen King, que no significa ‘vivo’, sino que niega la misma esencia de la vida, pues no se está ni vivo ni muerto. Se es –parafraseando a Gödel- una anomalía que escapa del sistema. Y es ese excedente el que me permite distanciar a los otros del propio mí-mismo. En este caso, no hay reflexión, o si la hay, es radicalmente opaca; distorsionada; nada más que una imagen difusa y ¿por qué no? ‘asquerosa’. Quizás esa ‘negación de la negación’, ese dar cuenta de los excedentes del Otro, sea lo que me sustente, en última instancia, como ser humano completo –o al menos como mi ideal de ‘ser-humano-completo’. Ese ‘esto-soy-Yo’ que se da en base a la reflexión del Otro –o los otros-, no concuerda con los supuestos de humanidad que yo poseo. Estimo que es preciso que exista ese excedente en el Otro, para que yo legitime mi humanidad. Por lo tanto, lo medular ya no es entregar mis similitudes al Otro, sino que construyo mi Yo –mi humanidad en este caso- a partir de ese excedente que se encuentra en los otros. Lo perverso en este caso es la transmutación del Otro en objeto, objeto determinado por mi Yo, que proyecta la propia idea de mí mismo, en él, sirviéndome como un simple medio, como una puro contorno, como una pura sombra a la cual aludir –de forma negativa, claro está-, aniquilando toda su esencia de ‘hombre’ y destruyendo ese intrincado juego kantiano de un reino de fines-que parece ser eliminado por Alenka Zupancic-. Se echa por tierra tajantemente su estatus ontológico, quedando subordinado a mi subjetividad, a mi puro deseo.
Una vez sugerido esto, se llega a el meollo de este asunto: sí los otros son meros objetos –objetos que puedo utilizar para mis fines-, entonces, la pregunta que queda en el aire es: ¿Es plausible una responsabilidad de nuestros actos ejercidos sobre los objetos? O dicho de otro modo ¿somos responsables de nuestro consumo?
O quizás, en última instancia, lo que me legitima como hombre, como ser humano, es algo parecido a la negación pura de lo Real a la que alude Patrick Hockstetter, el personaje de Stephen Kingo, que aparece en el libro Eso: “…no había creído nunca que las otras personas, cualquier otra criatura viviente, en realidad, fueran ‘reales’. Creí ser, por su parte, una criatura autentica, probablemente la única del universo, pero no estaba seguro de que esa autenticidad lo convirtiese en ‘real’. No tenía exactamente, la sensación de hacer daño ni la de sufrir ninguno, como lo mostraba su indiferencia ante el golpe que Henry le había propinado en la cara, Pero, si bien la realidad era, para él, un concepto sin significado alguno, comprendía a la perfección el concepto de ‘reglas’.”
Para finalizar, me parece prudente asentar mi posición personal –ya explicitada a lo largo del texto- en cuanto al ser humano se refiere. Nada –ni nadie, incluyéndome- pudiera establecerla tan bien como el agente Smith, en la película The Matrix y Nietzsche en su Así habló Zaratustra: “El ser humano no es más que un virus. Su hediondez penetra todos los poros de la piel”. “! La amargura de mi corazón consiste en no poder resistir ni vestidos ni desnudos a los hombres actuales!

miércoles, enero 03, 2007

De Navidad Y Año Nuevo... Je...

En navidad, me fui a casa de mi compa el Tatanas, donde estarían todos mis compas. Yo salí a la una de trabajar, y ps no había llegado nadie… Ya al poco rato llego el Lark –el hermano del Tatanas, que me cae bien chido-, y poco después comenzó a llegar la banda. La noche se puso chida… Y OH Sorpresa! Que llega la Brenda! Chula preciosa! Y pos unos días antes, habíamos platicado de que yo aun estaba enamorado de ella, y pos que me casaba con ella manque me pegara y bla, bla, bla… Pero, eso no es lo importante! Sino que junto con ellas llego mi prima Lluvia –la más guapa del mundo- y Ruby. El pedo en sí, es que le dije a Brenda: Oye Brenda, porque no te casas conmigo? Y le anduve diciendo a unas amigas de ella: A poco soy mala persona? Porque no quiere casarse conmigo? Yo tanto que la quiero… Y cosas así… Y que oye mi prima Ruby –y esto si es lo interesante- y que me dice –porque andaba súper pedisima-: Ni madres que te casas con ella! Tú crees que te voy a dejar? Estás bien pendejo! Y la neta, me dio pena ajena…

Ahora, en año nuevo, me fui a casa de mi tía Carmen, y ahí estaban Reley, Minuto, Paco, Lluvia –la más bonita-, Skor y la novia de Minuto. Pero, luego llego la ex de Reley, y la ex de Chris. Y pos ya con las copas y todo, pos la ex de Chris me empezó a montar a la ex de Reley, y pos yo como soy bien blandito, pos le dije a la morra: la neta si me gustas, y bien machin!!! Pero, en última instancia, eres novia de mi amigo, y pos nel, nada… Y las morras diciéndome: nel, ya no son nada, ya no hay nada entre ellas y el pedo… Y pos total que no di mi brazo a torcer, y pos nomás le dije que si me gustaba y que en otras circunstancias si andaría con ella, pero, que así, pos nomás no. Y al día siguiente, Reley que me mensajea diciéndome que me había pasado. Y yo: WTMF???!!! Le regreso el mensaje y le digo que no sea pendejo, que yo SI respeto, no como ellos. Y ansina, para rematar la noche de año nuevo, que Lluvia me dice que yo me había fajado a la ex de Chris, nomás porque fuimos por comida y nos tardamos!!! FUCK que pinche clase de persona creen que soy? Como ellos? Gosh! Eso sí me dio coraje, la neta… Pero, en fin, lo chido es que vi a la Liz, y que se que está bien y feliz. Besos.

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